En el año 1944, en el pueblo de Torchio, un pequeño poblado de la Ghiaie de Bonate Sopra, vivía la familia Roncalli compuesta por un niño Luigi y de siete hijas: Caterina, Victoria, María, Adelaide, Palmina, Anuncia , Romana y Federica (que falleció siendo muy pequeña). Papá Enrico había dejado la vida de granjero y comenzó a trabajar como obrero en un establecimiento local. Su Mamá Anna Gamba, ama de casa, tenía que luchar y vivir con paciencia día a día con los numerosos problemas, que rodeaban a una gran familia.
Adelaide tenía entonces siete años. Nació el 23 Abril de 1937 en el pueblo de Torchio y fue bautizada el 25 de Abril de 1937, por el sacerdote Don Cesare Vitale. Cursó la escuela elemental (Primaria). Era una niña plena de salud y muy vivaz, le gustaba jugar como cualquier niña de su edad.

Nada hizo pronosticar esa tarde del 13 de mayo de 1944 que la Sagrada Familia se le aparecería a esta niña, cuyo nombre no sólo habría cruzado los confines de Italia sino también los de toda Europa.

Mientras el mundo se quemaba entre las llamas del odio, las armas y la guerra esa situación parecía nunca acabar. Nuestra Señora; La Madre de la Unidad y Reina de la Paz, escogió a una muchacha joven y simple de Bonate, Adelaide Roncalli, quién fue la elegida para lanzar los mensajes de Nuestra Señora al mundo. Ella aparecía durante trece días en dos ciclos; El primero del 13 al 21 de mayo, y el segundo de 28 al 31 de mayo.

La Señora le dijo:
"Tú sufrirás mucho, pero no llores, porque después tú vendrás conmigo al paraíso."
"En este valle de verdaderos dolores tú serás una pequeña mártir … "
Ma Pero Adelaide era demasiado pequeña para comprender la gravedad de estas palabras. Después de las apariciones, se aisló, asustó y fue atormentada psicológicamente, tanto que al final alguien, la intimidó el 15 de septiembre de 1945 y tuvieron éxito rasgándole una escritura de retractación que pesará como un canto rodado en el proceso de reconocimiento de las apariciones.

El 12 de Julio de 1946, negó la retractación que le habían dictado y procedió a reafirmar la veracidad de las apariciones por escrito, pero desgraciadamente no tuvo los resultados esperados. Desde el 30 abril de 1948, el Obispo de Bergamo, Monseñor Bernareggi envió adelante el decreto de "No Consta" prohibiendo todo tipo de devoción a las Apariciones de Nuestra Señora, de Ghiaie de Bonate.

Movida de aquí y para allá, contra su voluntad, sin saber sus padres de esto fue burlada y calumniada. Adelaide soportó y llevó esta cruz fuera de su casa.

A la edad de 15 años, obtuvo del obispo el permiso para entrar en el convento de las Monjas Sacramentine de Bergamo. Muerto el obispo, alguien tuvo éxito de resurgir los acontecimientos de 1944, hacerla renunciar al convento y fue obligada a abdicar de sus ideas que la Virgen María había manifestado en ella. Esta renuncia le trajo mucho sufrimiento y una la larga enfermedad.

Cualquier adolescente de su edad hubiera salido destruida de una vivencia como la suya, pero Adelaide era fuerte y se reafirmó. Se cansó de esperar que la puerta del convento se volviera a abrir, y optó por casarse, se fue a vivir a Milán, dónde consagró su vida a su profesión que era la de enfermera cuidando con mucho sacrificio y amor a sus pacientes. Los años pasaron y Adelaide guardaba el silencio impuesto por su superior.

Finalmente, valiéndose de la ley de los decretos del Concilio Vaticano II sujeto a la información, Adelaide se siente descargada de las prohibiciones que le habían sido impuestas y se definió por reafirmar solemnemente y oficialmente, delante de notario, la veracidad de las apariciones.

 
 

Adelaide Roncalli
 


El día 20 de Febrero de 1989 declara cuánto sigue:

"Yo Roncalli Adelaide, nacida en la Ghiaie de Bonate Sopra (Bergamo) 23 de abril de 1937, a 45 años de las apariciones, vuelvo para declarar, como ya lo he realizado más de una vez, en ocasiones precedentes que se convenzan que tuve las Apariciones de Nuestra Señora en Ghiaie de Bonate desde el 13 al 31 de mayo de 1944, cuando yo tenía siete años.
Las historias que he vivido dolorosamente desde entonces, las ofrezco a Dios y la Autoridad legítima de la Iglesia a los que solo pertenece reconocer o no, en cuánto a mí conciencia tranquila y en la posesión más segura de mis facultades mentales yo sostengo que es la verdad.
En la fe Adelaide Roncalli
20 de Febrero 1989. ."