Del cuaderno de Adelaide:
"En esta aparición la Señora aparecía
vestida de rosa con el velo blanco. No tenía entre
sus manos las palomas de color oscuro y sólo alrededor
de ella había ángeles pequeños.
Con una sonrisa más que materna me dijo: Querida
niña, tú eres toda mía y también
eres querida en mi corazón, mañana yo te dejaré
en este valle de llanto y de dolor. Me volverás a ver
en la hora de tu muerte y envuelta en mi manto yo te llevaré
al cielo . Contigo llevaré a los que te comprenden
y sufren.
Bendiciendo a todos, se alejó más rápido
que las otras tardes.
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