Del cuaderno de Adelaide:
"Yo estaba en el oratorio con mis compañeros,
pero luego de algunas horas sentí un gran deseo de
correr al lugar dónde Nuestra Señora me había
invitado, partí de apresurada con algunos de mis compañeros;
instintivamente vi pasar a bajo vuelo dos palomas blancas
y luego vi un punto luminoso y entonces se empezó a
dibujar la Imagen de la Sagrada Familia.
En primer lugar ellos me sonrieron un momento, y Nuestra
Señora repitió lo mismo que me había
dicho ayer: Tu tienes que
ser buena, obediente, sincera y rezar bien, ser respetuosa
con el prójimo. Cuando cumplas 14 o 15 años
tú tomarás los hábitos y serás
Religiosa Sacramentina. Tú sufrirás mucho, pero
espera no llores por que después, vendrás conmigo
al Paraíso!. Luego despacio se
fue retirando y desapareció de allí como lo
había hecho anteriormente.
Yo sentía en el corazón tanta alegría
por las breves palabras de Nuestra Señora, en mi mente
era preciso y claro en la memoria la dulce presencia de ella.
Luego yo volví con mis compañeros hacia el oratorio;
a medio camino nosotros nos encontramos a un muchacho bueno
que me cuestionó. Si mi afirmación era verdadera,
sí había visto a Nuestra Señora, él,
ansioso, me dijo: "Prueba todavía ir a ver si
se te aparece y pregúntale si yo puedo ser sacerdote
consagrándome a ella. En la prisa yo volví al
lugar, y mirando al cielo con esperanza que Nuestra Señora
volviese, ella apareció. De hecho después de
unos pocos minutos de la presencia bella de Nuestra Señora
le manifesté de nuevo lo que Cándido me había
expresado, Entonces ella con voz dulce y maternal me contestó:
Sí el se hará Sacerdote
Misionero según mi Sagrado Corazón, cuando la
guerra termine. Dicho esto desapareció.
Terminada la visión, yo sentía que alguien
tiraba de mí delantal, era Cándido que ansioso,
me preguntaba lo que Nuestra Señora me había
contestado. Cuando yo le repetí las palabras de Nuestra
Señora él corrió feliz para decirle a
su madre. Yo volví a casa con mis compañeros
y en mi corazón oí una gran alegría.
Nuestra Señora antes de alejarse me dijo que volvería
otras siete veces más por la tarde".
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Adelaide no tardó en experimentar
la verdad de la segunda profecía. De hecho, esa tarde,
la familia, la reprochó amargamente. El Padre A. Tentori
escribe que en esta aparición Nuestra Señora,
confirmo la vocación de Cándido "A la cual
sonrió". Entonces Adelaide dió un pequeño
grito y escondió la cara entre sus manos, sin querer
explicar él por qué. Probablemente tomara conciencia
de los sufrimientos que esa vocación le provocaría
a su amigo. Entretanto, las noticias de las apariciones se
fueron esparciendo más allá de la Ghiaie de
Bonate.
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