Del cuaderno de Adelaide:
"Como todas las tardes fui al lugar de las apariciones,
dónde hay una piedra de granito, la cual salivo durante
las apariciones. En ese momento vi in punto luminoso y en
él la Sagrada Familia, la Virgen tenía un velo
y su vestido era celeste. Una estola blanca envolvía
su torso; se veían una rosa en cada pie y el rosario
entre sus manos. El Niño Jesús vestía
de rosa con estrellitas de oro y las manitos unidas. Su cara
estaba sonriendo, casi sereno. San José estaba sereno
pero no sonreía, vestía de marrón y de
sus hombros le caía un manto del mismo, color y en
la mano derecha tenia un bastón con una flor de azucena.
Con ellos estaban siempre los pequeños angelitos.
La Virgen me miró sonriendo, más fui la primera
en tomar la palabra, le manifesté el deseo de muchas
personas con estas palabras : Señora mía,
las personas me han dicho que le pregunte si los niños
enfermos deben realmente ser traídos aquí para
recuperarse.
Con voz paradisíaca Ella me respondió:
No, no es necesario que realmente
todos vengan aquí, aquellos que puedan que vengan,
según los sacrificios que hagan serán sanados
o seguirán enfermos, pero que traten de no cometer
pecados más graves. Además
le pedí que hiciera un milagro para que la gente pudiera
creer en sus palabras y Ella me respondió : Muchos
vendrán y se convertirán y yo seré reconocida
por la iglesia.
Entonces ella muy seria agregó: Medita
estas palabras todos los días de tu vida, hazte de
coraje en todas las penas. Me verás en la hora de tu
muerte y te cubriré bajo mi manto y te llevaré
al cielo."
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